La educación se constituye
En los espacios determinantes de formación
Y conformación de la persona.
“La formación humana recae en el único espacio posible:
El ser humano, en él se asienta la educación,
se práctica en la transformación de la enseñanza.”
Luis Vidales en educar y ser.
Desde
tiempos remotos los griegos fundaron los liceos y las academias con el único
fin de “instruir” de una manera digna al ciudadano, pues a este se le sentaban las bases éticas,
sociales y políticas que regulaban sus acciones dentro del conglomerado de la
polis.
La
ciudad es para los griegos el espacio donde cada uno desde su conocimiento específico puede orientar su saber a la
consecución de objetivos comunes. Es así
que a lo largo del siglo V a. C. surgió en Grecia la cimentación de un ideal de
existencia que planteaba a todos los hombres, como la meta de toda
educación: la paideia, una educación que ha de incitar, buscar y
conseguir la virtud (areté).
La
virtud es para la educación la forma de comprender al ser humano como un ser en
proceso, es decir con la facultad de adquirir el aprendizaje en la dinámica de
la orientación que se le brinda.
Ya
Platón[1] en el siglo IV A.C. define
el aprendizaje como una manera de comprender al ser humano en constante
búsqueda de la verdad, tarea que no ha de ser otra que la de explotar los
propios conocimientos para ir a otros más superiores y complejos. Tal escribe:
“vemos la idea del bien encaminada a una
autentica educación, y es de suponer que el hombre debe llegar a ella con la motivación
que le confiere sus ánimos, y luego no es cuestión de instalarse en los
procesos intelectivos con la idea de replantear lo suyo: no, la educación es ante todo una práctica que
denota belleza, porque es en ascenso como se consigue; a partir de lo que el individuo ya trae
consigo, pues no se pueden vaciar las ideas para llenarlas de otras. Este
proceso es alienante con sabiduría[2]”
La
anterior afirmación del Sabio Griego ya deja ver como desde siempre se ha
tratado de inculcar la idea de una educación basada en la organización de las
formas en que opera la educación en el ser humano; a saber; aprehensión,
dinamismo. Interioridad, expresión, individualización, socialización y
desarrollo de habilidades.
Lo
anterior surge a partir del planteamiento de que no somos, “una tabula rassa[3]”, es decir unas mentes
vacías de información, sino que por el contrario venimos colmados de unos
conocimientos previos sobre los cuales se debe volcar los procesos educativos
para dirigir correctamente al individuo.
Se
debe reconocer que la educación es un proceso, y que tal asunto se funda no
solo en el conocimiento que se desea impartir, sino a demás en el
establecimiento de un modelo que posibilite sacar a la luz el ideal de
conocimiento regulado que recree y dinamice no solo los conceptos aprehendidos,
sino también aquello que determina un conocimiento social en un ambiente de
aprendizaje.
Los
ambientes de aprendizaje constituyen en esencia la capacidad que debe tener el
docente de manifestar el conocimiento integral en la utilización de recursos
físicos que potencien el contenido de la información, la convivencia, las
relaciones ente individuos, la creatividad y el dinamismo social.
La
educación tradicional siempre ha defendido el aula de clase como el espacio por
excelencia para conseguir el conocimiento, pero a medida que se nota que los
espacios compartidos con el saber propenden por el enriquecimiento de nuevas
manifestaciones educativas, se ha ido modificando esta teoría: lo cual ha
beneficiado de modo admirable a la consecución de una educación más creativa.
No
se puede encerrar la educación en una cápsula sintética que no tenga acceso a
otras formas de conseguir el conocimiento, pues somos seres que constantemente
avanzamos a la consecución de objetivos que de alguna manera trazan nuestro ser
en la historia. Somos seres del
conocimiento, con ese carácter epistemológico que devela la ciencia, la
comprobación racional y la tendencia a lo demostrable. Somos además un
conglomerado cognitivo, es decir unos buscadores de conocimientos, los que se
deben hacer palpables en lo justificable. Pero todo eso es válido cuando le
damos peso en los avances y transformaciones mundo.
La
globalización, los medios de comunicación y las nuevas formas de aparecer las
tecnologías y el lenguaje; deben constituir en esencia una manera de compartir el conocimiento pues son en
efecto un nuevo talante que permite ver
a la persona, la sociedad y el mundo.
El
estudiante de hoy es una persona que cuestiona todo, que tiene su mente puesta
en los avances de la tecnología y en tal gira todo su saber.
Para
ello es importante docentes idóneos que profundicen su saber, para ello es
necesario considerar las ABP[4] con esto se pretende:
1. No
anular las teorías educativas, sino potenciarlas ya que se pretende llegar a un
constructivismo develado en la práctica del lenguaje y de la resolución de
problemas.
2. Darle
realce a la ciencia educativa que avanza con el paso de los años, puesto que el
saber es cíclico y se renueva con el avance de las ciencias, de la misma manera
se debe actualizar las estrategias metodológicas de los procesos de
educabilidad.
3. Posibilita
renovar los saberes, propendiendo por
una investigación de las transformaciones sociales.
4. Recrea
los ambientes educativos, ya que propende por
transmutar las ciencias haciéndolas dinámicas y generadoras de
estrategias de resolución de problemas: estos espacios que también se deben
convertir en un lugar interdisciplinar,
donde ese entrelacen conocimientos.
5. La
ARP. Posibilita cuestionar la labor docente mediante la pregunta ¿Cómo educar mejor?
6. Los
procesos de enseñanza aprendizaje deben considerar la innovación en las formas
como se comparte el conocimiento.
7. Las
aulas y espacios educativos deben ir acorde a la intensión de la educación, a
saber:
·
Creatividad.
·
Innovación.
·
Espacios de creación e investigación.
·
La didáctica como manifestación de integración
de saberes.
·
Materiales de apoyo y de consulta.
·
Debate y aporte frente a los hallazgos
investigativos, puestos en común y a la marcha en el proceso de educabilidad.
Para
que se generen nuevos ambientes de aprendizaje es necesario generar interés
bajo un lineamiento de motivación e incentivos pedagógicos.
Educar
no es solo una acción recurrente de saberes consumados, es aquello que define
un espacio donde se fortalece la persona en todas sus dimensiones humanas
posibles. Es un proceso mediante el cual se confabulan: saberes, maestros,
espacios físicos, materiales innovadores, creación e inspiración. Es de esto
que habla el pensador Español, Luis Vidales, cuando afirma que no es posible
considerar la educación fuera de la persona pues aquella en su dimensión social es creativa, y busca
por todos los medios contrarrestar la ignorancia mediante acciones que le permitan abrirse en espacios de innovación.
[1]
Filósofo Griego, quien determinó para su filosofía el mundo de las ideas como
forma única de conocer la realidad.
[2]
PLATÓN, La república , Editorial Porrúa, México 1997
[3]
Rene Descartes en su obra las meditaciones metafísicas define la tabula rassa
como una utopía en el ser humano, en
tanto que este siempre tiene como base algún concepto de razón.
[4]
Sistema de educación que se fundamenta en
la discusión de problemas con el fin de resolverlo con un alto contenido
práctico, es decir aquello que se va aclarando en lo cotidiano, en lo social,
en lo que conforma bases para anclar un rol determinante en la sociedad,
aportando un conocimiento más claro y dinámico que será base para su futuro
relacional y laboral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario